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OPINIÓN

19 de marzo de 2024

¿Está la educabilidad acorralada?

Por José Yorg, el cooperario.

“La educación alimenta la confianza. La confianza alimenta la esperanza. La esperanza alimenta la paz”. Confucio

La educabilidad entendida como capacidad y como atributo innato de la especie humana que viabiliza una buena cobertura educativa escolar. Por tanto, prima facie, tal capacidad puede y debe ser estimulada, pues existen situaciones que actúan como inhibitorios o potenciales.

Hablamos de inhibitorios como las causales de perturbación del desarrollo intelectual, físico, moral y emocional del niño como puede ser un entorno de pobreza, violencia y hambre o padres permisivos, en lenguaje llano “verdaderos malcriadores” o “mimadores excesivos”.

Hablamos de potenciales aquel entorno familiar positivo, amoroso, con algo de disciplina que promueve un compromiso creciente de autorresponsabilidad y afirmación de la personalidad.

Es de coincidencia general de pedagogos y estudiosos que “la educación tradicional se sostiene en la formación del carácter de los estudiantes para moldear a través de la voluntad, la virtud y el rigor de la disciplina, el ideal humanístico y ético”...

Por nuestra parte rescatamos algunos postulados de esta corriente pedagógica como la necesidad de desarrollar normas amigables disciplinarias que, si faltasen, el clima educativo declinaría sustantivamente, toda vez que el caos perturbaría de tal manera que sería imposible el proceso enseñanza-aprendizaje.

Es este el momento oportuno para replicar  fragmentos del texto “Programa Nacional de Mediación Escolar-Marco general-Cartilla N° 1-Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.-Consejo Federal de Educación-Pág. 19-20.

“Algunas de las situaciones conflictivas pueden caracterizarse como perturbación de las actividades en el aula. Esta disrupción agrupa aquellos comportamientos de los alumnos que obstaculizan el desarrollo de la tarea: levantarse o salir del aula sin permiso, conversar mientras el profesor está explicando, molestarse entre compañeros de diversos modos, gritar, etc.; que obligan al profesor a intervenir para reestablecer un cierto orden y cuyo resultado frecuente es la disminución del tiempo destinado a   enseñar y aprender”. 

Nuestro interrogante ¿Está la educabilidad acorralada? No encuentra respuesta favorable en las corrientes educativas actuales porque están éstas infiltradas de conceptos mercantiles que promueven una mentalidad individualista, egoísta, sin sensibilidad social alguna.

Ciertas políticas públicas son-según nuestro juicio-excesivamente permisible en una suerte de relajación disciplinaria que permite un avance de los denominados “padres tóxicos”, verdaderos perturbadores del buen clima de las escuelas.

Sin embargo y a pesar de todo, surgen voluntades cooperativas que promueven verdaderas resiliencias educativas  que permiten visualizar la potencialidad creciente de la pedagogía cooperaria.

 La cooperación en el aprendizaje.

Texto “Programa Nacional de Mediación Escolar-Marco general-Cartilla N° 1-Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.-Consejo Federal de Educación-Pág. 19-20.

“Una de las estrategias enseñadas orientadas en este sentido es el diseño de actividades que incluyan los principios de aprendizaje cooperativo, más amplios y estructurados que los que definen lo que habitualmente  se  entiende   por aprendizaje   o  trabajo   en  grupo,  interpretado  generalmente  como varios estudiantes trabajando juntos en una tarea asignada por el docente. Sin embargo, trabajar juntos no necesariamente implica cooperación”.

“Suele suceder que en el proceso de elaboración de trabajos grupales, los alumnos se agrupen por afinidades y/o niveles homogéneos, que cada uno de ellos asuma un rol bastante fijo, que alguno/s de ellos realicen mayor parte de la tarea y surjan conflictos con aquellos que no quieren o no pueden realizar un aporte significativo y que, muchas veces, los docentes no tengan registros de estas dificultades o no dispongan de estrategias para abordarlas adecuadamente”.

“Promover desde el docente un aprendizaje cooperativo implica diseñar propuestas en las cuales los estudiantes   deban   trabajar   juntos   para   alcanzar   objetivos   comunes.   El   modelo   de   aprendizaje cooperativo propuesto por Johnson, Johnson y Holubec (uno de los más estructurados) propone reunir   a   los   alumnos   en   grupos   heterogéneos   desde   el   punto   de   vista   de   sus   habilidades   y conocimientos previos de modo tal que “sus integrantes se brinden unos a otros el apoyo, la ayuda, el aliento y el respaldo que cada uno de ellos necesita para tener un buen rendimiento escolar” y que  los avances y logros sean valorados y evaluados sobre la base del éxito del grupo en su conjunto y no solamente sobre el desempeño individual”.

 

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!



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